Nicolás Maduro, ¿igual que Dilma Rousseff?

En medio de saqueos, protestas y represión, una comisión del Consejo Electoral de Venezuela abrió la puerta para que la oposición eche a andar el proceso para destituir al presidente Nicolás Maduro.

El poder electoral venezolano comenzó los trámites para que la oposición recabe las firmas necesarias e inicie un “refrendo revocatorio” en contra de Maduro.

De seguir como hasta ahora, en Venezuela se viviría algo similar a lo que ocurre en Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff enfrenta un juicio político por presuntos actos de corrupción.

A la vista de todos, la decisión de la Comisión electoral –controlada por Nicolás Maduro–, es una esperanza para quienes han prometido frenar al chavismo antes que termine el año.

Sin embargo, Maduro no se irá sin luchar. Igual que Dilma en Brasil, el venezolano sostiene que existe “un complot” en su contra. El heredero de Hugo Chávez asegura que existe la intención de operar un golpe de estado desde la Asamblea Nacional y advirte que “nunca llegará” la hora de la oposición.

Pero, ¿qué tan complicado es el proceso para revocar el mandato de Maduro?

En una primera etapa, los promotores del referendo revocatorio deberán juntar firmas equivalentes al uno por ciento del registro electoral –cerca de 200 mil personas–, de este modo se pondría en marcha el proceso.

En una segunda etapa, la oposición tendrá tres días para recabar las firmas del 20 por ciento del padrón –casi 4 millones–, y entonces el juicio de revocación iniciaría de manera formal.

Una vez que el Consejo Electoral certifique el 20 por ciento de las firmas, se convocaría a una elección abierta –llamada refrendo– donde se definirá el futuro de Maduro.

En este ejercicio tendrán que participar, al menos, cinco millones de venezolanos. Y no está de más recordar que en 2013, cuando Maduro fue electo presidente, consiguió los votos de siete millones y medio de personas. Es decir, se llevó poco más de la mitad de los sufragios.

Por cierto, la oposición trabajaría contra reloj. Y es que si la convocatoria de refrendo sale a la luz después del 10 de enero de 2017, los venezolanos podrían votar por el cese de Maduro pero no habría nuevas elecciones. La ley venezolana marca que el control del país quedaría en manos del vicepresidente, Aristóbulo Isturiz, quien gobernaría hasta 2019.

De acuerdo con algunos especialistas, Maduro no tiene ni la sombra de la aceptación que lo llevó al poder. En este momento –dicen los enterados– el gobernante venezolano es visto como “un monstruo” que ha llevado al país a su peor crisis económica, política y social.

Y para muestra, basta voltear a ver uno de los anuncios más recientes del premier venezolano. Este martes, Maduro ordenó a los trabajadores del gobierno trabajar sólo dos días a la semana. Con esa medida, dijo, pretende ahorrar energía y enfrentar la crisis energética que tiene en jaque a la nación.