Uno de los homicidios más “sospechosos” en los primeros meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador fue el del activista Samir Flores quien era un férreo opositor de la reoperación de la termoeléctrica de Huexca, Morelos.
Ante ello, Obrador afirmó que de ninguna manera fue partícipe en la muerte de Samir tal y como se rumoró en aquel momento pues justamente a la hora de su deceso el mandatario dio la orden de realizar una de sus famosas consultas ciudadanas para que el pueblo “decidiera” sobre la continuidad del proyecto.
Y es que incluso el fin de semana el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) divulgó un documento en el que se destacó a los miembros del Congreso Nacional Indígena y al Consejo Indígena de Gobierno que han perdido la vida en la actual administración, misma a las que pertenecía Flores el cual fue descrito como “un hermano muy respetado por los pueblos zapatistas”.