No hay “guerras sucias”, hay errores propios

Las campañas de contraste existen, son válidas y sin duda son necesarias especialmente cuando la mojigatería y la corrección política se han instalado cómodamente en el debate público.

Lo anterior viene a cuentas, luego del escándalo de presunto lavado de dinero en el cual está involucrado el aspirante presidencial de Por México al Frente, Ricardo Anaya.

De acuerdo con el analista político Fernando Dworak, “no soy un mojigato político y por lo tanto no creo que haya guerras sucias y menos cuando se trata de ganar poder.

Tampoco me espanta que se recurra a demandas y acusaciones penales: creo que en la capacidad de respuesta de un político ante tales ataques se puede dar uno idea de cómo manejaría una crisis real. Por ello veo con tristeza cómo la respuesta habitual de los atacados sea la victimización”.

Dworak, citado este lunes por el periodista Tonatiuh Medina en el portal Mexican Times, habla de las argucias en las que cayó el Joven Maravilla y que señala una “guerra sucia” en su contra.

… son muy distintas las campañas sucias, las cuales merecen explicación aparte“, escribió Medina en su texto intitulado “No hay guerras sucias, hay errores propios“.

Nada más preciso que tal encabezado, el cual le queda a la perfección al ex dirigente nacional del PAN.

Así pues, explica que las campañas de contraste permiten enterarnos de aquellos pequeños detallitos, secretos, omisiones, que aquellos que aspiran al poder público prefieren esconder o minimizar.

El primer argumento en defensa propia lanzado por Anaya respecto a este tema, fue cuando Carlos Loret de Mola lo entrevistó y señaló: “El PRI me acusa porque la campaña de su candidato no prende“.

No hay respuestas claras de don Ricardo. Son tardías y las sospechas son muchas . Los cuartos de guerra de las otras campañas son legítimos, y ello lo lleva a otro tema. Si Ricardo Anaya pensaba que nadie lo iba a cuestionar nada al ser candidato, ello lo encasilla como ingenuo por decir lo menos.

¿Es válido que sus adversarios lo cuestionen, lo increpen o lo provoquen respecto al tema?

Claro, es parte esencial de la democracia. No hay golpes bajos, los mismos cuestionamientos o incluso peor, se le harían al eterno aspirante presidencial, Andrés Manuel López Obrador o al candidato José Antonio Meade.

Las imputaciones, investigaciones y cuestionamientos hechos al candidato se han convertido en un lastre para su campaña, la prensa nacional e internacional ya han dado cuenta de ello, y en un simple ejercicio de observación cabe preguntar ¿Por qué las dirigencias del PRD y de Movimiento Ciudadano se han abstenido de defender a “su” candidato? Ello lo ha llevado a la imposibilidad política de alinear un equipo de campaña o un cuarto de guerra.