No hay infiltrados, están articulados: Ramírez

Después de los acontecimientos violentos en Nochixtlán, Oaxaca –donde murieron seis personas y otras 108 resultaron heridas–, el Maestro Carlos Ramírez advirtió que la reacción violenta de los maestros era predecible.

En entrevista para La Otra Opinión, el analista político señaló que la manera en que la autoridad trató de imponer la reforma educativa fue una bomba que, tarde o temprano, habría por estallar. Y eso fue lo que ocurrió el fin de semana pasado.

Ramírez sostuvo que la respuesta de la CNTE –este fin de semana– fue similar a la de 2006, cuando el gobierno estatal trató de desalojar un plantón del magisterio en el zócalo de Oaxaca. Y esta vez –al igual que hace 10 años–, lo único que se consiguió con la violencia fue potenciar el movimiento.

Además, el experto en los orígenes y alcances de la Coordinadora acusó a la autoridad de ser poco sensible frente a los acontecimientos de Oaxaca. Esta falta de sensibilidad habría provocado, en palabras de Ramírez, la insurrección que vimos el sábado pasado.

Por otro lado, para Carlos Ramírez, la CNTE en Oaxaca ha tratado de ganar –a fuerza de paros y plantones– la guerra por la reforma educativa; mientras que el gobierno intenta solucionar el problema con despidos y mano dura. Esto, sentenció el analista, ha frustrado los intentos de solución.

Para rematar, Ramírez aseguró que, contrario a lo que se dice, en el contingente de la CNTE no había infiltrados. En realidad, el movimiento que conocemos como CNTE es la articulación –bien organizada– de un conjunto de organizaciones –algunas más radicales que otras–, que impide la incorporación o participación de terceros. Es decir, se trata de un sistema cerrado.

Carlos Ramírez concluyó diciendo que la ley tiene que aplicarse –por eso es ley–, sin embargo, la historia de Oaxaca demanda que la implementación de nuevas leyes –sobre todo las más controvertidas, como la reforma educativa–, se echen a andar con una gran sensibilidad y trabajo político. De lo contrario, veremos escenas violentas –y lamentables–, como la de este fin de semana.