No se trata sólo de robo de combustible

La gente sigue manteniendo el apoyo al presidente López Obrador, pese a la crisis de abasto de la gasolina. El mandatario lo ha presentado como la consecuencia de la lucha contra el huachicoleo y amplía la responsabilidad ya no sólo a los criminales, sino también a los gobiernos pasados. Por eso, cuando en las encuestas se le pregunta a la gente si está de acuerdo con las medidas adoptadas, el respaldo está por encima del 60 por ciento. El tema es socialmente mucho más complejo, como lo hemos visto en el robo masivo en Acambay y en el secuestro y agresión salvaje que sufrieron en una comunidad tres soldados que vigilaban un ducto en Tula, Hidalgo.

El apoyo en las encuestas no evita que el descontento, a la vez, crezca en muchos sectores en la misma medida en que la crisis del desabasto no puede ser solucionada y, sobre todo, cuando se comienza a conocer mucha información que demuestra que, sin negar la lucha contra el robo de combustible como un tema central, los equívocos y la impericia a la hora de organizar la distribución de gasolina, lo mismo que decisiones equivocadas en la compra de combustibles, también han influido en el desabasto que se sufre desde hace ya más de diez días en buena parte del país.

Vamos a tratar de poner un poco más en claro, con datos, algunos de los muchos problemas que giran en torno a la escasez de combustible. ¿Por qué hay desabasto? Por una sola razón, por el cierre de los ductos, es imposible reemplazar con pipas el combustible distribuido por ductos. Entonces, la pregunta es por qué se cerraron los ductos. El 28 de diciembre, el presidente López Obrador había dicho que el robo a ductos era “una cortina de humo” porque el verdadero robo de combustible se hacía en las refinerías y centros de distribución de Pemex, no en los ductos. Sin embargo, a principio de año se cerraron los ductos y no se ha dado, hasta ahora, ninguna explicación al respecto, independientemente de que todas las refinerías de Pemex han sido tomadas por elementos militares.

¿Es verdad que se dejó de comprar gasolina y por eso hay desabasto y por eso se cerraron los ductos? Es una verdad a medias. Sí bajó la compra de gasolina a Estados Unidos, pero esas cifras siempre fluctúan y, además, han coincidido con el cierre del gobierno en EU y no han sido actualizadas. Pero la información más confiable es que se redujo la compra en un 45%, aproximadamente. Lo que se dejó de comprar es crudo ligero a Estados Unidos, que es el que usan las refinerías en nuestro país. No sabemos si por ello se redujo la producción interna de gasolinas. No se ha informado.

También es verdad que se revisaron los contratos de compras de gasolinas y por eso muchas de esas compras se congelaron, incluyendo la de barcos que estaban esperando descargar combustible: recordemos que México sólo tiene reservas de combustible para tres días. Lo que sí es verdad es que cuando se decidió cerrar los ductos, 10 de los 75 centros de distribución de Pemex estaban literalmente en ceros, o sea, vacíos, posiblemente por esa causa.

El gran problema fue de planificación en Pemex y de la Secretaría de Energía, porque el plan de distribución de pipas fue tan ineficiente que se tardaba hasta tres días en aprovisionar las pipas para cada viaje y, además, eran, a todas luces, insuficientes. Con un problema adicional, la mayoría de las pipas de Pemex es del sindicato petrolero. Por eso en estos días no tocaron ni con el pétalo de una rosa a los líderes sindicales.

Otro problema es más de fondo. Pemex es la empresa petrolera más endeudada del mundo, dos billones de pesos de deuda. Y para tratar de explicar cómo van a refinanciar la deuda, enviaron un grupo de funcionarios a Nueva York a una reunión organizada por la consultora Barclays. Todas las fuentes dicen que fue tan mala la presentación que hicieron los nuevos funcionarios de Pemex, calificada de desastrosa, que como consecuencia de la misma, no sólo se alejó la posibilidad de acercar recursos para la construcción de la refinería de Dos Bocas, sino que, incluso, aumentaron en medio punto las tasas de interés de la deuda de Pemex, lo que implica un costo, sólo para este año, de 10 mil millones de pesos extra a pagar. Los acreedores insistieron en que Pemex debe mostrar personal capacitado para enfrentar su refinanciación. Los que fueron, dijeron, no lo están.

Las empresas privadas están resintiendo seriamente el desabasto. Las pérdidas sufridas hasta ahora por las empresas privadas se calculan entre los 15 y 10 mil millones de pesos, lo que podría aumentar geométricamente si la falta de abasto continúa siete días más, porque comenzaría el desabasto de productos básicos.

Finalmente, lo que faltan son resultados serios, objetivos. Hasta ahora lo único que se sabe con certidumbre es lo que dijo el procurador Alejandro Gertz Manero: que se está investigando a tres funcionarios encargados de la seguridad de los ductos, que se abrieron mil 700 carpetas de investigación, que se recuperaron cuatro millones 500 mil barriles de gasolina y se detuvo a 60 pipas ilegales. Está muy bien, pero no deja de ser muy poco para un negocio que el propio gobierno dice que genera 60 mil millones de pesos de utilidad.