¿PERDÓN O GOLPE DE ESTADO?

Para nadie es nuevo que, en México, los tiempos electorales son como los tiempos navideños. ¿Por qué? 

Porque aflora lo mejor de los políticos; la bondad, la comprensión, la caridad, la solidaridad, la igualdad y, sobre todo, ese fuerte sentimiento de perdón, ausente en los tiempos no electorales, en donde ningún político es capaz del perdonar a su propia madre. 

Sin embargo, en tiempos electorales y frente a la ambición desmedida por lograr un hueso –y no se diga el gran hueso presidencial–, son muchos los políticos dispuestos a perdonar todo; la traición, la ratería, el crimen, la deslealtad, la infidelidad política, la pertenencia a una mafia poderosa y, en el extremo, a algunos se les perdona incluso ser parte del crimen organizado. 

Dicho en pocas palabras, en partidos como Morena todo tiene perdón, siempre y cuando el perdonado sea capaz de prometer sumisión y de sumar votos a la causa del “perdonavidas”. 

Es decir, resulta que los tiempos político electorales mexicanos son tan milagrosos que pueden convertir a un candidato presidencial en un hombre tanto o más bondadoso que el mismísimo Papa Francisco. 

Por eso, en abierta competencia con el Sumo Pontífice, el mesías mexicano declaró recientemente que está dispuesto a perdonar a toda la “mafia del poder” incluidos sus principales cabecillas. 

¿Y qué significa lo anterior? 

Casi nada, que el precandidato presidencial que se autodefine como el salvador de la patria y perdonavidas de la clase política, apuesta por la impunidad en su gobierno. 

¿Qué no es el fin de la impunidad una de las grandes exigencias de la sociedad en el último medio siglo? 

¿Será entonces que uno de los grandes reclamos de la sociedad toda, que es la aplicación de la justicia y el castigo a los responsables –el fin de la impunidad–, no se hará realidad durante el hipotético gobierno del Mesías? 

Resulta fundamental la interrogante porque el mesías pregona por todo el país que lo suyo –lo suyo suyo–, “no es la venganza” y que está dispuesto a perdonas a los peligros jefes de la “mafia del poder”, entendida como Carlos Salinas y Enrique Peña. 

Pero no es todo. Recientemente, en medio del escándalo, el propio mesías mexicano propuso el perdón y el olvido para criminales y matarifes ya que en su “chabacana concepción”, la violencia y el crimen se acabarán sólo con muestras de buena voluntad. 

¿Quiere decir el mensaje del mesías que en su gestión habrá borrón y cuenta nueva no sólo para criminales y matarifes, sino también para los políticos? 

¿Quiere decir que en ese hipotético gobierno del mesías, no habrá persecución judicial contra gobernadores como Javier y César Duarte, Borge de Quintana Roo y que no habrá acción panel contra los barones de la droga que han matado a cientos de alcaldes y ex alcaldes? 

Pero hay más contradicciones y de una relevancia aún mayor. Si el mesías dice que perdonará a criminales y políticos y hasta le otorgará el perdón a la “peligrosísima” “mafia del poder”, ¿quiere decir que no existirá el Poder Judicial o, incluso, que el Poder Ejecutivo mangoneará al Poder Judicial? 

¿Se habrá dado cuenta el mesías que está anunciando, como propuesta de gobierno, que desde el Ejecutivo someterá a los Poderes Legislativo y Judicial? ¿O estará anunciando que el suyo puede ser un gobierno golpista?  

Pero lo más grave es que muchos “genios” de la “opinocracia” que con toda razón y severidad critican la propuesta de seguridad del candidato del PRI, nada dicen de las barbaridades que propone e insinúa el mesías.  

¿De verdad no entienden el significado del supuesto “perdón” selectivo a criminales y matarifes –por un lado–, y a los políticos, por el otro? 

Lo cierto es que nadie debe tomar a broma y menos a “chacota” el supuesto “perdón” que promete el mesías a sus odiados adversarios de la mafia del poder 

Lo cierto es que se trata de un mensaje que va mucho más allá de las “chabacanas” declaraciones de AMLO o de una “ocurrencia engañabobos”. 

¿Qué hubiesen dicho los rabiosos críticos del PRI si José Antonio Meade hubiese propuesto amnistía a criminales y perdón a las mafias políticas, imaginarias o reales? ¿No se lo habrían acabado en redes y digitales y no habrían exigido que fuera colgado en leña verde? 

Pero, claro, como la ocurrencia es del mesías y “al mesías no se le toca”, entonces tirios y troyanos guardan silencio, a pesar de que lo que propone no sólo es la perpetuación de la impunidad y la desaparición del concepto de división de los Poderes de las Unión. 

En efecto, lo quieran ver o no, lo cierto es que son muchos los indicios de que el mesías “enseña los dientes” de un potencial golpe de Estado. 

Al tiempo.