Gracias a que el presidente Andrés Manuel López Obrador planteó, desde su campaña presidencial para 2018, la posibilidad de otorgar amnistía, el exgobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, vio una oportunidad para poder salir de la cárcel.
Ante la petición de familiares y legisladores locales, el mandatario expresó que ya se encuentra analizando la opción de que Villanueva pueda tratar su salud desde la comodidad de su casa, al solicitar el indulto.
Cabe recordar que el exfuncionario es acusado por fomento al narcotráfico, asociación delictuosa, lavado de dinero y crimen organizado pues fue vinculado al Cártel de Juárez y a su líder Amado Carrillo (“El Señor de los Cielos”), en donde facilitaba el tránsito de droga proveniente de Colombia; fue detenido en los Estados Unidos en enero de 2002 y recibió sentencia de 17 años hasta 2013.
Fue deportado a México en 2010 en donde cumple una pena de 28 años, los cuales terminará de cumplir a la edad de 91 años.
Habrá que aclarar que indulto y amnistía no son sinónimos, pues el primero sólo “perdona” la condena, más no retira el crimen, mientras que la segunda retira cualquier acusación en contra del beneficiado.
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Conociendo su significado, queda la duda, en caso de proceder su petición, de saber si la justicia sólo es aplicable a cierto sector de la población o, mejor dicho, a ciertos elegidos que tienen contacto con los altos mandos en el país, sino “todos coludos o todos rabones”.
¿Por qué alguien acusado de crimen organizado y lavado de dinero de uno de los más famosos narcotraficantes del país debería tener ese privilegio?
