¿POR QUÉ LE DIMOS ASILO A EVO?

Hacerse cargo de mantener a un sátrapa, a un político defenestrado por su pueblo, es algo que solo podría ocurrirse a la mente extraviada de alguien que no esté en plena posesión de sus facultades mentales como Andrés Manuel López Obrador.

En efecto, fueron los complejos del presidente los que lo hicieron enseñar el cobre. Fueron sus complejos los que desnudaron su hipocresía: no fue capaz de poner alto a los desmanes y fechorías de un criminal, pero si tuvo la capacidad para diseñar toda la estrategia y logística para ir a buscar a uno de sus iguales, en medio de espacio aereo no amigable. Maravilloso.

Todavia no acertamos a comprender los motivos de López Obrador para ir por Evo Morales (porque los de Marcelo, es obvio que son de carácter sentimental), pudiendo dejar esa labor a Nicolás Maduro, teniendo más sentido que el dictador venezolano rescatase a su homólogo de Bolivia, dada la cercanía geográfica.

¿Será que a López Obrador ya lo infectó el virus echeverrista, que además es parte de su genética, de querer considerarse un líder de los países del tercer mundo?, ¿será que ya pretende demostrar autoridad política y moral, así sea entre el lumpen internacional?, ¿será que le pidió a Evo le entregase parte de su fortuna, estimada en más de trescientos millones de euros, a cambio de salvarle el pellejo?

Todo eso esta muy bien para el maltrecho ego del presidente de México, un individuo con trazas de que no manda ni en su casa, pero está muy mal para los intereses de los mexicanos, que debimos sufragar los costos de ir a buscar a su cuate, al extremo sur del continente y peor, que debemos costear el precio de su seguridad, alojamiento, transporte y alimentación.

Muchos me dirán seguramente que lo mismo sucedía con los ex presidentes, cuyos gastos corrían a cargo del erario, pero todos ellos al menos eran mexicanos y si bien pudieran ser tachados de corruptos (situación que tendría que probarse legalmente), al menos nunca fueron colaboradores probados del narcotráfico internacional y verdugos de su propio pueblo, como en el caso del boliviano.

El problema de Evo no es que sea indio, sino que representa una controversia, un motivo de disgusto y de discordia para el país mas poderoso del mundo, que casualmente es no solo nuestro vecino, sino también nuestro principal socio comercial.

El asunto de Evo nos puede traer muy graves consecuencias en nuestra relación bilateral con los norteamericanos, situación que nos afectaria gravemente en nuestra economía, cosa que únicamente tendría sin cuidado a un demente como el que nos gobierna en la actualidad.

No alcanzamos a vislumbrar si lo que pretende López Obrador con otorgar asilo político a Evo Morales es cumplir con compromisos adquiridos en el seno del Foro de Sao Paulo o adquirir de primera mano experiencia y asesoría de lo que es necesario para ejercer un control político y social totales, a efecto de instaurar una dictadura.

Lo que ya es un hecho, es que tendremos repercusiones en lo político, pero principalmente en lo económico, pues es altamente improbable que hayan empresarios dispuestos a invertir sus capitales, en un pais que da cada día, señales inequívocas de dirigirse a un régimen totalitario, adverso por completo a la inversión y al capital extranjero, que no encontrará garantías suficientes, pese al discurso oficialista.

Queda claramente definido que lo que pretende López Obrador es empobrecer al país y atacar directamente a la clase media, para ampliar su base de indigentes y garantizar de esta manera, el control político y social de la población de nuestro país. En este plan perverso, requiere de manera indispensable de auxiliares internos y externos, que lo lleven a la consecución de semejantes objetivos. Tal es, suponemos, el papel que ha de jugar Evo Morales.

Estamos en un momento crucial para poner freno a semejantes intenciones. O los mexicanos nos unimos para poner un alto a tales despropósitos, alzando la voz y protestando (sería un error esperar al próximo proceso electoral) o nos arrepentiremos posteriormente de nuestro silencio y nuestra inactividad.

Quede pues como advertencia, pues es claro que el régimen va invadiendo e infectando la esfera de organismos, que de alguna manera pudieran resultarle adversos. Eso nos dice claramente hacia donde vamos.

Si no actuamos aquí y ahora, nos sobrará a todos los mexicanos tiempo para arrepentirnos de nuestra cobardía y de no haber sabido defender a nuestra patria y nuestro estilo de vida, de la perversidad de la conjura comunista internacional. Si no reaccionamos ahora, cuando querramos hacerlo, será demasiado tarde y estará instaurado un regimen que habrá suprimido todas las libertades. Hacia ahi vamos a pasos cada vez más rápidos. No pequemos de pereza, el tiempo se agota.

Dios, Patria y Libertad