¡PRESIDENTE AUTORITARIO!

El mensaje es contundente. “¡el que manda soy yo!”

La anterior es la interpretación de no pocos analistas al desdén de López Obrador por la paliza ciudadana en respuesta a la designación de Manuel Bartlett, como titular de la CFE.

Como saben, el pasado viernes, López Obrador anunció que Manuel Bartlett sería el nuevo director de la CFE. De inmediato la repulsa generalizada se convirtió en tendencia.

Fue tal el rechazo que algunos morenistas se sumaron, tibiamente a la condena. Otros simpatizantes del ahora Presidente electo de plano “se lavaron las manos”.

Si hacemos memoria, nunca un colaborador del gabinete o del gabinete ampliado, de ningún Presidente había recibido tal paliza, como la que le propinaron en redes digitales y medios en general, a Manuel Bartlett.

Nunca tantos habían cuestionado tanto a un político desde el momento del anuncio para ocupar un cargo. Bartlett ya es el campeón del repudio, de los memes, de la repulsa generalizada.

¿Y cuál fue la respuesta del Presidente electo?

Primero ignoró el tema durante los días siguientes a la escandalera, luego, a su estilo defendió lo indefendible.

Dijo en un primer momento: “¿Cómo vamos a poner orden y terminar con todo ese atraco? Yo los entiendo, pero el pueblo votó para que haya un cambio verdadero. Yo no voy a ser tapadera de nadie. No voy a ser alcahuete. Voy a cumplirle a los mexicanos”.

Ayer defendió a Bartlett de nuevo y anunció una “cacería de brujas” contra empresarios privados que le venden electricidad a Bartlett.

Y al final hizo una nueva defensa impensable de Bartlett, al que casi colocó en calidad de héroe nacional.

En pocas palabras, Manuel Bartlett será director de la CFE : “¡porque quiero que sea director, porque puedo hacer que sea director, porque no me importa lo que digan!”. La anterior parece la respuesta del presidente electo, detrás de la terquedad por mantener a Bartlett en su gabinete.

Es decir, un Presidente autoritario, que hará lo que le plazca, porque puede hacerlo.

Un presidente autoritario que no escucha nada ni a nadie y menos a las voces ciudadanas.

Y un Gobierno, el que viene, en el que no habrá ningún contrapeso. Por eso la pregunta: ¿Quién, de los cercanos a López Obrador, será el valiente para poner un alto a las ocurrencias, las imposiciones, el autoritarismo…?

Al Tiempo.