Productividad inexistente

En el intento de entender mejor lo que ocurre con la economía nacional, me puse a comparar el empleo formal (es decir, afiliados al IMSS) con la actividad económica por sector. Puesto que no son exactamente las mismas definiciones para el IMSS y para INEGI, considere usted los datos que comentaré a continuación como indicadores aproximados. De hecho, aunque tienen un comportamiento parecido con el cálculo de productividad que hace INEGI, no son idénticos. Sin embargo, se puede tener una idea para nueve sectores (los que existían hace 20 años), que es un poco mejor que tenerlo sólo para primario, secundario y terciario.

Los resultados son aterradores. En lo que va del siglo (18 años y medio), hemos tenido un incremento de productividad general tan sólo en cuatro ocasiones (2002-2004 y 2010). En todos los demás años, incluyendo el actual, es mayor el incremento en empleo que en producción, o lo que es lo mismo, hay más personas ocupadas por unidad producida. En breve, somos menos productivos. El sector con mejor desempeño es el de electricidad, gas y agua, en el que sólo en cuatro ocasiones hay una caída en productividad. Es muy importante en esto el cierre de Luz y Fuerza del Centro, que eliminó 30 mil empleados con productividad cero o negativa (aunque muy democráticos).

Fuera de ese rubro, los otros ocho tienen al menos 10 años (de los 19) con caída en productividad. Incluso en manufacturas, desde 2010 no hemos tenido un año positivo. El otro que mejora con alguna frecuencia es Comunicaciones y Transportes, con 9 años de avance, pero en los últimos tres no ha sido así. En este 2019, con el estancamiento económico, no es sorpresa que todos los sectores caigan en productividad, aunque nada más estamos utilizando dos trimestres (que son los publicados). Si consideramos el año entero (del segundo de 2018 al segundo de 2019), dos rubros logran tener un pequeño incremento en productividad: electricidad, gas y agua, y comercio.

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Los dos sectores con mayores caídas en productividad son el de industria extractiva (por la caída en producción de petróleo, que no se ha acompañado de una igual caída en plazas en Pemex) y el de servicios sociales y comunales, que es esencialmente gobierno, educación y salud. Ahí el incremento en empleo también supera el crecimiento de la producción: cada año es menos eficiente.

Reitero que este cálculo aproximado no es comparable con el que INEGI realiza, que es mucho más cuidadoso, pero utilizando otras cifras, tanto de producción como de empleo. En el periodo que puedo comparar (2005 a la fecha), INEGI estima un crecimiento en productividad laboral de cerca de 1.5% por encima del cálculo aquí presentado. Es decir, de 2005 a 2018 INEGI encuentra un incremento anual promedio de 0.3%, mientras mi cálculo es de -1.2%.

En esos 18 años, según mis números, sólo tres rubros no tienen una caída: Electricidad, gas y agua (3.9%), Manufacturas (0%), y Comunicaciones y Transportes (0.4%). Considerando los dos primeros trimestres de 2019, el primero cae a 3.5%, Manufacturas se vuelve negativo, y Comunicaciones y Transportes casi llega a cero.

Este comportamiento no es atribuible al gobierno actual, aunque éste pueda haber acelerado la caída. Durante dos décadas, el crecimiento en empleo ha superado el crecimiento en producción prácticamente en todos los sectores. Esto, a pesar de la gran transformación económica de los años noventa. La posposición de las reformas durante todo ese tiempo impidió que el crecimiento del sector exportador pudiera extenderse a otros y a otras regiones. Se sumó a ello un crecimiento poblacional mayor del grupo en edad de trabajar (por reducción de migración). Como sea, éste es el problema a resolver, si se quiere tener, de verdad, un país exitoso. Platicamos de esto.