¿PROGRAMAS DE APOYO PARA EL DESARROLLO DE LA NIÑEZ O FORMACIÓN DE CIUDADANOS DESECHABLES?

En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) hizo un llamado a los países a establecer un día dedicado a la niñez. Sin embargo, en nuestro país, en 1924 siendo secretario de educación José Vasconcelos ya había instituido el 30 de abril como el Día Nacional del Niño.

De esta manera y durante el mandato del presidente Alvaro Obregón, Vasconcelos exhorto a las instituciones a fomentar la fraternidad y la comprensión hacia la población infantil, así como a desarrollar actividades para la promoción de su bienestar y el respeto de sus derechos.

Ahora bien: ¿qué necesitan los niños para tener un desarrollo adecuado, alcanzar el bienestar y ponderar sus derechos?

En el mes de diciembre del año pasado, UNICEF México publicó su informe sobre “Los derechos de la infancia y la adolescencia en México”, el cual ofrecía un panorama sobre la situación y condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes en el país.

Dicho informe arrojó los siguientes resultados:

1 de cada 3 niñas y niños de 6 a 11 años presenta sobrepeso y obesidad, y 1 de cada 10 niños y niñas menores de 5 años en México registra desnutrición crónica.

8 de cada 10 niñas y niños de 6° de primaria no alcanzan los logros esperados en las áreas de lenguaje y comunicación.

6 de cada 10 niñas y niños de 1 a 14 años han experimentado algún método de disciplina violenta.

Estos datos son el resultado de un ejercicio de análisis de la situación de la niñez y la adolescencia que UNICEF realiza de forma periódica en diferentes países y tiene un abordaje integral, es decir, analiza el estado de bienestar de los niños, niñas y adolescentes desde los ámbitos más relevantes que tienen un impacto en sus vidas, tales como salud, nutrición, educación, protección y seguridad, entre otros. El informe continua:

La pobreza afecta a más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes: De los casi 40 millones de dicha población que viven en México, más de la mitad se encuentran en situación de pobreza y 4 millones viven en pobreza extrema. El 91% de dicha población indígena vive en condiciones de pobreza.

Para que la niñez pueda acceder al bienestar y presentar un desarrollo adecuado se requiere de programas enfocados a prevenir y evitar los malos tratos, las perversiones sexuales, la esclavitud, la desnutrición, los fracasos escolares y las enfermedades infantiles. Igualmente, que dichos programas contribuyan a formar niños que se conviertan en adultos productivos y creativos

Los programas sociales que sólo contemplan divisas económica, ni previenen ni resuelven las problemáticas anteriores pero sí contribuyen a formar seres humanos desechables.

Para Zygmunt Bauman (Sociólogo Polaco), ser un humano “desechable o superfluo” significa ser supernumerario, innecesario, carente de uso. Los demás no lo necesitan; pueden arreglárselas igual de bien, si no es que mejor sin aquel.

El ser humano desechable requiere de ser alimentado, calzado, y cobijado. No sobrevivirá por sí mismo, carece de medios de subsistencia. La respuesta a la superfluidad es tan financiera como la definición del problema: limosnas provistas, legisladas, avaladas o promovidas por el Estado (Bauman Z. 2015).

La UNICEF recomienda seguir avanzando en el fortalecimiento del Sistema Integral de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (SIPINNA) que tengan injerencia sobre el bienestar de niños, niñas y adolescentes y no sólo programas que contemplen dádivas económicas que lejos de generar un desarrollo adecuado en la niñez que se dirija a formar adultos productivos, sólo generan seres humanos desechables.