Puebla: el fraude

Resumiendo: No somos lo que somos ni menos
lo que fuimos, tenemos un desorden en el alma.

                Mario Benedetti

 

Supe de él antes de conocerlo, militamos juntos en el movimiento democratizador de Carlos A. Madrazo de 1967 a 1969. La idea era crear una corriente interna en el PRI o un partido político (Patria Nueva). Ya personalmente, lo traté en el Seminario del Castillo de Chapultepec para la reforma de 1995. José Agustín Ortiz Pinchetti era uno de los convocantes y su coordinador.

Autor de textos sobre la democracia y encargado de redactar la Constitución Moral del Pueblo de México, hoy es el titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales. Nadie puede negarle sus credenciales de demócrata ni su autoridad moral para asumir y cumplir el principio elemental: hay que combatir el mal.

Puebla es hoy el escenario de una elección de Estado. Ahí se reúnen todos los ingredientes para constatarlo. Venimos arrastrando una idea equivocada que rige nuestro proceso electoral: se actúa solamente a petición de parte, con las formalidades del caso. Esto es, previa querella, como si el derecho electoral correspondiera al ámbito privado. No se protege a un particular, ni siquiera a un partido político. El valor a proteger es el principio de la democracia: la voluntad del ciudadano, la soberanía popular, la legitimidad de origen que otorgan las elecciones. Por lo tanto, la autoridad debe actuar de oficio y con todas las atribuciones para evitar el fraude, no cuando ya se cometió y es difícil, si no imposible, corregir los resultados alcanzados de manera ilegal. Eso es precisamente lo que la Constitución señala: “En el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad serán principios rectores”.

El presidente López Obrador fue candidato a la gubernatura de Tabasco en dos ocasiones: en 1988, postulado por el Frente Democrático Nacional (lo relata en Tabasco, víctima del fraude electoral), y en 1994, por el PRD (ver Entre la historia y la esperanza). El contenido de ambos libros describe justo lo que hoy está sucediendo en Puebla: el aparato del Estado volcado a favor de un partido, recursos sobrados, programas sociales utilizados con fines electorales, medios totalmente cooptados y toda clase de maniobras ilegales para lograr el “triunfo electoral”.

Aseguran que Barbosa utiliza camisas Brooks Brothers de más 2 mil pesos

AMLO declaró que no permitiría que se utilizara su nombre en las campañas, incluso declaró: “Nunca más deben el Ejecutivo y el gobierno inmiscuirse en comicios de cualquier índole”. Eso no está sucediendo. El apoyo presidencial es hoy el único argumento utilizado para pedir el voto a favor de Miguel Barbosa. También dijo el Presidente que había pedido licencia como militante de Morena para ser Presidente de todos los mexicanos, pero todos sabemos que ungió a su otrora enemigo como candidato a la gubernatura. Señaló, además, que, de cometerse un fraude, él lo castigaría aun viniendo de sus propios correligionarios. Sería mejor que lo evitara cuando todavía hay tiempo.

Este artículo es un llamado urgente a Ortiz Pinchetti y a López Obrador: no condenen a Puebla a ser gobernado por un hombre discapacitado física y moralmente. Es el primer proceso electoral en el actual gobierno, no maten la esperanza, no traicionen a la democracia. No puede haber democracia sin demócratas. ¿Por qué cuando somos oposición somos tan exigentes y ya en el poder nos tornamos tan condescendientes?

Puebla ha padecido una serie lamentable de eventos que han mermado seriamente la confianza ciudadana y la moral pública. Una a una, las promesas hechas en campaña se han venido derrumbando. La única que débilmente persiste es la de obedecer al pueblo. Parece ser que el sello de la 4T es la contradicción y la incongruencia. Ojalá en esto no se contradigan de nuevo las palabras con los hechos.