A propósito del fin de año, en La Otra Opinión recordamos algunos momentos clave en la implementación de la Reforma Educativa. Después de todo, 2015 será el año en que –luego de meses de estira y afloja–, finalmente comenzó a andar esta reforma, uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de Enrique Peña.
Como aquí hemos dicho, existen evidencias de que la oposición a la reforma educativa se planeó, se implementó y se financió desde alguna oficina del gobierno federal.
Aquí publicamos que un subsecretario de Estado —de la secretaría de Gobernación—, se reunió y pactó con el magisterio disidente.
Es decir, que los recursos que permitieron la movilización, la virulencia y las presiones en contra de la reforma educativa, salieron del propio gobierno federal.
No obstante, igual que ocurre en cualquier organización, un subsecretario no se manda solo. Dicen los que saben que a ese subsecretario le tiraban línea de más arriba.
Lo peculiar, sin embargo, es que luego del relevo en la Secretaría de Seguridad Pública —con la salida de Emilio Chuayffet y la llegada de Aurelio Nuño—, no sólo se terminó “la línea” sino también acabaron los encuentros entre el gobierno federal y el magisterio disidente.
Es probable que se trate de una coincidencia. No obstante, viene a cuenta recordar que en política no existen las coincidencias.
O como dicen algunos, todo pasa por algo.
