¿Quién mató al alcalde de San Juan Chamula? ¡San Juan Chamula, señor..!

Hace más de 500 años, el escritor español Félix Lope de Vega escribió uno de los clásicos de la literatura hispánica: Fuenteovejuna; una obra de teatro que relata el linchamiento de un comendador a manos de un pueblo enojado.

El linchado es Fernán Gómez de Guzmán, quien por años abusa de los villanos y un día, cuando impide la boda de dos personajes importantes para la narración, la gente cansada del comendador arremete en su contra y consigue matarlo.

Después de los hechos se abre un juicio por el asesinato del tirano y cuando el juez pregunta: “¿Quién mató al comendador?”, la gente responde: “Fuenteovejuna, señor”.

De este modo, los reyes católicos –Isabel y Fernando– deciden perdonar al pueblo, ya que no hay un responsable directo por la muerte de Fernán Gómez de Guzmán, quien además de abusar de los pobladores, había traicionado a los monarcas.

Resulta curioso que, este fin de semana, en San Juan Chamula –Chiapas–, ocurriera algo similar.

Un grupo de pobladores linchó y asesinó al alcalde del municipio: Domingo López González; así como a otras cuatro personas cercanas a la presidencia del lugar: el síndico Narciso Lunes Hernández; el quinto regidor, Miguel López Gómez; Ernesto Pérez Pérez, conductor de un vehículo del ayuntamiento, y Silvano Hernández Díaz.

El caso sobresale de otros linchamientos porque en esta ocasión se lastimó directamente a la autoridad, cuando en otras situaciones las víctimas fueron presuntos delincuentes.

Además, como en Fuenteovejuna, es imposible determinar a un sólo culpable –y aunque ya fueron aprehendidos seis de los implicados en los acontecimientos– pues el crimen fue cometido por un ente colectivo.

¿A quién se responsabiliza entonces? ¿Quiénes son las verdaderas víctimas? ¿Un pueblo sometido y cansado del abuso? ¿O un pueblo abusador que se vale de la unión para matar?

Está claro que sin la unión de los ciudadanos, el linchamiento no hubiera sido posible ni en Fuenteovejuna ni en San Juan Chamula, por eso la pregunta ¿A quién condenamos y a quién excusamos?

En la novela de Lope de Vega, los reyes perdonaron a los asesinos porque de cierta manera entendieron el móvil de su crimen: el comendador no era una bueno.

En la vida real, ¿quién se atreverá a justificar las acciones de los chamulas si todos sabemos que la justicia por mano propia no es justicia sino venganza? Además, en caso de que el alcalde de San Juan Chamula fuera culpable de algún agravio contra el pueblo, ¿es válida la saña de su crimen?

La respuesta es no… ¿O usted cree lo contrario?