¿Quién quiso engañar con la inflación?

En los primeros días del año diversos medios, organizaciones sociales e incluso grupos empresariales hicieron todo un escándalo por lo que denominaban ‘un crecimiento descontrolado de los precios’.

En el artículo publicado el 4 de enero en este espacio, nos preguntábamos: “¿Quién quiere crear histeria?”, señalando que veríamos en enero una situación de relativa estabilidad en los precios contra diciembre y una clara tendencia a la baja en la inflación al compararnos con enero de 2017.

Ratificamos esta observación en el texto denominado: “¿Qué va a pasar con la inflación?”, publicado el pasado 9 de enero.

Cometo la inmodestia de referir a estos artículos porque en nuestra corta memoria se pierde de vista lo que se decía en los primeros días del año, periodo en el que diversos medios y grupos pusieron el grito en el cielo por las presuntas alzas de precios.

Ayer, el Inegi dio a conocer que el incremento del índice de precios al consumidor en la primera quincena de enero fue de 0.24 por ciento, que estuvo muy lejos del alza de 1.51 por ciento del mismo periodo de 2017.

El comparativo anual bajó fuertemente. Mientras que cerró diciembre en 6.67 por ciento, en la primera quincena de enero estuvo en 5.51 por ciento.

Es decir, estamos lejos de una situación de inflación descontrolada y más bien, claramente, la tendencia va a ser a la baja.

En la primera quincena de enero de 2017 los energéticos se incrementaron 12.66 por ciento respecto a la segunda quincena de diciembre. En los primeros quince días de este año el aumento fue de 1.68 por ciento, todo un mundo de diferencia.

La razón por la que bajaron fuertemente los precios es porque en este año no hubo un ajuste de los precios de las gasolinas como ocurrió el año pasado.

Por ejemplo, el día de ayer el precio de la gasolina Magna o regular en las estaciones de servicio del sur de la Ciudad de México estuvo en alrededor de los 17.40 pesos.

Esto implica un alza de 4.8 por ciento respecto a los niveles de los últimos días de diciembre.

Sin embargo, al no existir la histeria como la que se gestó el año pasado, esta alza impactará en los costos efectivos y no en el ambiente general que induce a fijar precios más elevados, se justifiquen o no en función del movimiento de los costos.

Este comportamiento también tiene una importante implicación política. En la medida que la inflación disminuya durante el primer semestre, la gente volverá a apreciar las ventajas de la estabilidad luego de que el alza de enero del año pasado permitió una reducción sustantiva del subsidio con el que se mantenía más o menos estable el precio de las gasolinas.

Se reivindicará la determinación de haber liberado los precios, derivada no sólo de la decisión del gobierno federal sino de los cambios legales que respaldó el PAN.

Me parece que el candidato del PRI, y en general los priistas, debieran defender la decisión que se tomó hace poco más de un año, en lugar de pretender desconocerla.

Y, además, señalar que el PAN, que la ha criticado acremente en las últimas semanas, la autorizó al haber votado favorablemente los cambios legales que llevaron a ella.

Al final, las decisiones correctas acaban evidenciándose, como ya se ve con los datos de inflación.

Evadirlas por temor a que haya costos electorales acaba poniéndolas en duda.