¡QUIEREN UN MUERTO…!

Sin duda que merece un aplauso esa porción social preocupada por el paradero de un joven preparatoriano, como Marco Antonio. 

Sin duda se reconoce que ONGs y grupos de la llamada “sociedad civil organizada” se movilicen para exigir a la autoridad –sea de CDMX, sea mexiquense–, la aparición con vida de cualquier ciudadano. 

Más aún, resulta alentador que un desaparecido sea buscado por muchos que se dicen preocupados por la presunta detención ilegal a partir del supuesto delito de robo. En efecto, todo abuso de autoridad merece la atención de toda la sociedad. 

Incluso es aleccionador que los medios de todo el país –prensa, radio, televisión, digitales y redes–, se hayan volcado y lanzado sus poderosos reflectores a favor de la búsqueda de un desaparecido, cualquiera que sea su nombre. 

Sin embargo, el caso Marco Antonio tiene muchas otras caras; la cara de la “sociedad basura”, la cara del oportunismo y –sobre todo–, la cara del vulgar manoseo político-electoral de los mismos de siempre; políticos que todo lo pudren, en especial cuando se trata de obtener raja político electoral. 

Por eso las preguntas. 

¿De verdad la sociedad está preocupada por un desaparecido? ¿Por qué entonces nadie ha marchado gritado y se ha manifestado a favor de miles de mujeres y hombres desaparecidos durante décadas? 

¿No será que “la sociedad basura” sale sólo cuando existe raja política y cuando buscan sus tres minutos de fama? ¿No será que la fiebre electoral exalta una mentirosa preocupación social? 

Pero la farsa de “la sociedad basura” –esa sociedad de doble moral y de preocupación de temporal–, es sólo una parte. 

Por ejemplo, resultó de náusea que políticos de Morena en CDMX, como Pablo Moctezuma Barragan –delegado de Azcapotzalco–, no sólo “se haya colgado” del caso sino que en el extremo del oportunismo se haya mostrado urgido por “encontrar muerto” al joven, a pesar de que la detención y supuesta desaparición ocurrió en la delegación que mal gobierna Moctezuma Barragán, por cierto, adorador del dictador de Corea del Norte.  

Está claro que Morena, el PT y el PES están urgidos de un mártir que –una vez conseguido–, se traduciría en votos. ¿Y por qué un mártir? Elemental, porque les urge un muerto para cobrar venganza contra Miguel Mancera. 

Y si lo dudan, basta recordar que asistimos al segundo intento de construir ese mártir con bandera electoral. El primer caso se produjo cuando luego de un choque vandálico entre militantes del PRD y Morena, la muerte de una mujer quiso ser convertida en el mártir “de la causa” electoral de Morena. Sin embargo, la hija de la mujer muerta desmintió la farsa montada por Morena. 

Pero tampoco termina ahí el circo mediático armado en torno al joven desaparecido quien, por cierto, sí era ladrón y tiene serios problemas de adicciones.    

Y es que resultó no sólo grosero sino grotesco que en pocas horas, el caso de un detenido y luego desaparecido –en realidad detenido en dos ocasiones y en las dos liberado–, se haya convertido en causa nacional. 

Lo cierto es que vivimos “tiempos de canallas” ¿Por qué? Porque todos los días, en todo el país, desaparecen decenas de jóvenes –hombres y mujeres–, que a pesar del peregrinar de sus padres y familiares, a nadie importan, además de que no merecen la preocupación de ONGs, tampoco de la oportunista “sociedad civil organizada” y menos de los medios. 

¿Por qué el caso de Marco Antonio  se convirtió en golpe mediático? Por eso, porque los tiempos político electorales son “tiempos de canallas” y porque ningún partido político rechaza un mártir para llevare agua a su molino. 

También por eso redes y digitales enloquecieron con la difusión de noticias falsas y bulos sembrados de manera criminal, como el mensaje del usuario de Twitter @guruchuirer, quien informó que el “cadáver” de Marco Antonio había sido hallado en el estanque de Amealco, y que había sido “torturado, violado, calcinado” además de que “le cortaron los genitales”. La información fue falsamente atribuida al portal de noticias de Carmen Aristegui. 

¿Quién se beneficia de un circo como el que hicieron crecer las redes y las digitales y al que se volcaron de manera poco profesional muchos medios? 

¿Quién, en tiempos electorales, fabrica y financia circos como ese y bulos como los que se movieron en torno al escándalo? 

Podrán decir misa, pero también falló el segundo intento por fabricar un mártir que sería lanzado contra el gobierno de CDMX. Y muchos podrán odiar a los policías capitalinos, pero aquí también hicieron los que debían, a pesar del odio sembrado contra la policía. 

Al tiempo.