Recesión y transformación

Ya no debería haber duda. Los dos últimos trimestres, es decir el cuarto de 2018 y el primero de este año, han reportado contracción en la industria. Si ésa es la definición de recesión que le gusta, dos trimestres con tasa negativa, pues ya los tenemos. Las otras definiciones, seis meses por debajo de cien puntos en el indicador cíclico, o la tendencia negativa en diversos indicadores (empleo, ventas, industria), nos habían permitido anunciar la recesión previamente.

Tampoco debe haber duda de que la recesión fue provocada por las decisiones del gobierno. Aunque la tendencia negativa en producción de petróleo es previa, el comportamiento de electricidad y gas, y de construcción, son producto de la caída en confianza tanto por la cancelación del aeropuerto como por la errática política energética. Al interior de manufacturas, el impacto parece haber llegado vía consumo de durables.

El índice de actividad económica, comparando con el mismo trimestre del año anterior, cayó -1.1% al cierre de 2018 y -1.7% al inicio de 2019. Esto fue resultado de una caída en minería superior a -7% en cada trimestre, y una contracción en construcción de -1.4% y -2.5%, respectivamente. Electricidad, gas y agua no cayeron en 2018, pero en el primer trimestre de este año sí, -1.2%. Manufacturas se mantiene en terreno positivo: 1% y 0.5%. En marzo, sin embargo, incluso este renglón ya se contrajo.

Puesto que revertir la caída de producción de crudo no es algo sencillo, y no parece posible que este gobierno recupere la confianza de los inversionistas, la tendencia negativa en la industria es muy posible que continúe. Revertir la decisión del aeropuerto y regresar a la reforma energética tal y como estaba, resolverían buena parte del problema, pero no parece que eso sea aceptable para el gobierno actual. Ni modo.

Más allá de eso, hay algo que creo que puede ser interesante comentar. El actual índice se calcula con la base 2013 = 100 puntos. Eso significa que la estructura económica de 2013 se usa como referencia para los cálculos de cada mes, trimestre y año. En 2013, por ejemplo, la minería representaba 22% de la industria; electricidad, gas y agua el 5%; la construcción 23%, y las manufacturas 50%. Así, si las manufacturas crecen 1%, esto representa 0.5% en el índice total.

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Pero conforme pasa el tiempo, algunas industrias crecen mientras otras se contraen, y no sólo unos meses, sino de forma permanente. Por eso cada cierto tiempo hay que cambiar el año base. Hasta hace poco se usaba 2003, y ahora se utiliza 2013. Aunque apenas han transcurrido cinco años de ese cambio, la transformación al interior de la industria es muy considerable, debido esencialmente a la caída de producción de petróleo, pero no sólo a eso.

En 2013, la extracción de petróleo y gas era la industria más importante en México, y representaba 17% del total. En segundo lugar aparecía la edificación (incluye vivienda), con 15%, y la industria alimentaria aportaba 13% del total. La fabricación de equipo de transporte (automotriz) aportaba 9%.

El comportamiento de la industria desde entonces ha cambiado el orden notoriamente. Hoy lo más importante es la edificación, con 17%, seguida de la industria alimentaria con 15%, y prácticamente empatados en 11% están el petróleo y los automóviles.

Al interior de las manufacturas, las 5 industrias más importantes: alimentaria, transporte, química, metálica básica y equipo de computación, sumaban 65% de las manufacturas en 2013. Hoy están en 76%. Si sumamos las dos siguientes: bebidas y equipo eléctrico, estas siete industrias han pasado de 75% a 89% de las manufacturas.

Una descripción muy clara de lo que sostiene la economía nacional, en caso de que a alguien le interese.