Reforma del DF y guerra contra el Verde, monedas de cambio

Muchos celebraron la reforma política del Distrito Federal.

Muchos aplaudieron el nacimiento de la Ciudad de México.

Y muchos creyeron que la promulgación de una reforma política en la capital del país era prácticamente un hecho.

Sin embargo, esos muchos celebraron muy pronto.

La noche del jueves, la bancada del PRI en el Senado de la República frenó la discusión de la reforma política del Distrito Federal.

Por protocolo legislativo, luego que la Cámara de Diputados aprobó el proyecto –hace un par de días–, los senadores debían dar dos lecturas al mismo y aprobarlo sin cambios.

Acto seguido, la reforma iría a los congresos locales y una vez que la mitad de estos espacios –17– le dieran el visto bueno, el presidente Enrique Peña estaría facultado para promulgar la ley.

En papel, todo esto suena sencillo. No obstante, en los hechos, muchas cosas pueden salir mal.

Y eso fue lo que ocurrió.

La mayoría priista en el Senado se negó a dar la primera lectura al dictamen en la sesión del jueves. En consecuencia, esta parte del proceso tuvo que posponerse hasta el lunes, la víspera a la clausura del periodo ordinario de sesiones.

Es decir, que si surge otra traba, no habría reforma política este año.

Y aunque el presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth, aseguró que la reforma política del Distrito Federal será el primer tema en la agenda del próximo lunes…

Aunque los senadores aseguran que existe la disposición y la voluntad para aprobar el proyecto…

Y aunque la reforma política ya superó lo más complicado del proceso legislativo…

Lo cierto es que está en duda la aprobación del proyecto. ¿Por qué?

Porque dicen los enterados que la reforma política se habría convertido en una moneda de cambio.

Es decir, que el priismo bloquearía el proyecto del PRD, en tanto el perredismo continúe con su intento por procesar y encarcelar al ex subsecretario Arturo Escobar.

O si lo prefiere, que con el pretexto de exonerar a Arturo Escobar, la mayoría priista aprovecharía sus números para bloquear las iniciativas de la oposición.

En consecuencia –y como ya ha ocurrido en otras ocasiones–, esto traería una cascada de obstáculos a las propuestas del tricolor.

Y es que, como ya se dijo, todo en el poder legislativo puede usarse como moneda de cambio.