Se pudre Morelos, ¿quién tiene razón?

Dicen los enterados que el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, intenta destruir políticamente a sus adversarios locales.

Dicen que el mandatario perredista pretende cobrar venganza en contra de todos los que frustraron su aspiración presidencial.

Dicen que, desde el gobierno estatal, Graco pretende cobrar las facturas a todos los que –según él–, han empañado su paso por la gubernatura de Morelos.

Acaso por eso, este jueves fue detenido –durante horas–, el “alcalde Cachirulo”. Nos referimos a Enrique Alonso Plascencia, edil de Tlaquiltenango.

Según se dijo, el presidente municipal habría sido sorprendido con armamento de uso exclusivo del Ejército.

No obstante, viene a cuenta señalar que el “alcalde Cachirulo” ha sido uno de los principales detractores de Graco Ramírez en sus intentos por instaurar el Mando Único en Morelos.

De hecho, este mismo jueves, la Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió el amparo que promovió Plascencia y suspendió el proceso que habría evitado que el municipio de Tlaquiltenango reciba y ejerza el presupuesto de seguridad.

Por otro lado, también crece con fuerza la versión de que el perredismo expulsaría al senador Fidel Demédecis pues –según dicen–, el legislador estaría vinculado con el asesinato de la alcaldesa Gisela Mota.

Por un lado, un sector del partido amarillo insiste en la expulsión. Por el otro, un puñado de senadores aseguran que Demédecis es objeto de una persecución orquestada en el gobierno de Morelos.

Y entonces preguntamos, ¿quién tiene razón?