Si es de ocurrencias… sonríe, ya ganamos

Nuestra campaña presidencial será casi una calca de las pasadas en Estados Unidos. José Antonio Meade, un símil de Hillary Clinton; AMLO, una copia de Donald Trump. Los estilos de la demócrata y el priista son parecidos; también los del republicano y el populista confesional y sin ideología clara.

Y no se avizora que Meade y AMLO cambien, por mucho que a ambos los quieran cambiar en sus entornos. Cada ser humano es como es y no hay nada qué hacer. Como versa Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Meade será el candidato de las propuestas, lejano a estridencias, didáctico, cohesionador. ¿Que eso no conecta con la gente? Ya se verá el 1 de julio. AMLO, el de las ocurrencias, los chistoretes y las ofensas personales. ¿Que eso es lo que gusta a la gente? Ya se verá el 1 de julio.

¿Que las elecciones son una vendimia y se debe mentir, como algunos en los currículos para lograr un empleo, aunque después se compruebe que eran ineptos? Al menos en las pasadas elecciones de Estados Unidos fue así. Y Trump es presidente.
Lo explica Hillary Clinton en su libro What Happened, una especie de mea culpa en el cual analiza por qué perdió ante Trump:

“Yo llevé a cabo una campaña tradicional, con políticas muy pensadas, mientras Trump hacía un reality show que azuzaba el resentimiento de los estadounidenses de una forma implacable”.

Igual está ocurriendo en México: Meade alerta del peligro de experimentar en el manejo de la economía y las finanzas públicas, y de que sólo una conducción ordenada de éstas genera confianza, inversión, empleo y un real combate a la pobreza.

Y AMLO dice hoy que perdonará a los criminales, mañana que regalará tres mil 500 pesos a quienes no les da la gana estudiar ni trabajar (en un país con educación gratuita y donde hay casi pleno empleo) y pasado mañana que suspenderá pruebas de ingreso a la universidad y los exámenes a maestros.

Si los electores van a preferir un reality show que “ponga la agenda diaria”, que azuce el resentimiento de los mexicanos de una forma implacable… entonces AMLO ya puede anunciar lo mismo que en 2006, sacado del Plebiscito Nacional de Chile en 1988: “Sonríe, ya ganamos”.

AMLO dijo que tumbará la reforma educativa y su “secretario” de Educación lo corrigió: “La intención es que todo lo bueno de la reforma permanezca”. También que perdonará a los narcotraficantes y su “secretario” de la SSP lo corrigió: “Sólo será a los campesinos cultivadores de droga presos”.

Porque lo suyo es un reality show de ocurrencias y chistoretes, no una campaña de políticas pensadas.

Es nuestro Donald Trump.