Si la hubiera escrito Peña Nieto

Hoy estarían quemando en leña verde a Enrique Peña Nieto si le hubiese enviado una carta a Donald Trump como la que le mandó López Obrador. Tiene aspectos positivos, pero el tono y el párrafo final son de pena ajena.

En las redes sociales, en los medios tradicionales, en los partidos y en el Congreso se estaría pidiendo la renuncia del canciller y a Peña le dirían traidor.

Le dice López Obrador a Trump: “En cuanto a lo político, me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos (sic) y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes en el centro y desplazar al establishment o régimen predominante (sic)”.

Primero lo diplomático, que para este caso puede resultar lo menos doloroso:

¿No sabe el presidente electo que México tiene como aliado en Estados Unidos a un buen sector de los congresistas demócratas?

¿Tiene idea del impacto que puede provocar en los demócratas –derrotados por un candidato troglodita–, el festejo del presidente electo de México porque los barrió Trump?

¿Sabe que en las elecciones de noviembre, nuestros aliados más cercanos, los demócratas, pueden ganar la mayoría en la Cámara de Representantes?

¿No sabe que nuestros amigos en el partido Republicano son, precisamente, los que Trump ha intentado aplastar por ser parte del establishment?

México tiene aliados en Estados Unidos: son los demócratas y republicanos que nunca compraron el discurso xenófobo, supremacista y populista de Donald Trump.

En campaña López Obrador le decía a sus potenciales seguidores que no hicieran caso a quienes lo comparábamos con Trump, que era mentira, guerra sucia… y ahora le escribe una carta firmada de su puño y letra en la que le dice, con otras palabras: “ganamos, compadre”.

La respuesta de Trump luego de ser dado a conocer el contenido de la carta de nuestro presidente electo fue la natural: López Obrador es “estupendo”.

“Ambos sabemos cumplir lo que decimos”, le dice AMLO a Trump con orgullo fraternal.

Sí, en efecto, Trump ha cumplido lo dicho contra los mexicanos: ya comenzó los trabajos para un muro de nueva generación en la frontera sur.

Ha acelerado las deportaciones.

Ha separado a hijos de sus padres migrantes.

Ha encerrado a niños mexicanos en jaulas como si fueran animales.

Ha movilizado al Ejército a la frontera.

Ha cercenado el futuro de decenas de miles de dreamers mexicanos que se criaron en la Unión Americana y son expulsados al revocar el acuerdo de Barak Obama que los protegía mientras estudiaran.

¿De qué coincidencias se ufana el presidente electo? ¿Algo que festejar?

“Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment”, le dice López Obrador a Donald Trump.

Sí, Trump pensó en “sus” votantes y los imbuyó en una ola antimexicana que padecen nuestros paisanos del otro lado de la frontera.

Le dijo a “sus” electores que ganaban bajos sueldos por culpa de los mexicanos que hacían labores por poca remuneración.

Les dijo que los mexicanos eran causantes de su desempleo, porque las fábricas se venían a crear fuentes de trabajo en nuestro territorio.

Les dijo que había que expulsar de Estados Unidos a millones de mexicanos porque eran asesinos y violadores.

Él nos ha insultado con la palabra y ha humillado a los connacionales en los hechos.

Ahora resulta que tiene grandes méritos, igual que nuestro presidente electo, porque “sabemos cumplir lo que decimos” y pusimos a “nuestros votantes en el centro” para “desplazar al establishment”.

Desde luego que hay que tener una buena relación con Estados Unidos y su gobierno.

Pero el gobierno de ese país es mucho más que el presidente: están las fuerzas políticas, los factores de poder, las instituciones, nuestros aliados: el establishment

Y optar por una actitud obsequiosa ante Trump es, en el mejor de los casos, un error político.

Si esa carta la hubiera escrito Peña Nieto, los simpatizantes de AMLO en los medios se lo comerían vivo. Pero (salvo un honroso editorial de La Jornada) como lo dijo su líder, penosamente callan y asumen.