A siete meses de haber tomado posesión del cargo, el gobernador de Michoacán –Silvano Aureoles–, ya ha dado mucho de qué hablar… y no precisamente por su acciones en favor de los ciudadanos. En realidad, la nota de Silvano es en torno a los escándalos relacionados con mujeres.
El primero ocurrió el 17 de febrero –durante la visita del Papa Francisco a la entidad que gobierna–, cuando el perredista prestó a la cantante Belinda un helicóptero del estado para que se trasladara al evento. Horas más tarde, la también actriz ocupó un lugar privilegiado durante el discurso del Papa, e incluso se pudo acercar al Pontífice.
El trato especial que Aureoles brindó a Belinda fue criticado en todos los medios, e incluso el senador del PRD, Miguel Barbosa, dijo que el mandatario era un “ojo alegre”.
El segundo escándalo ocurrió en la inauguración de la Expo Fiesta Michoacán 2016, el pasado 4 de mayo, cuando el gobernador rompió con el protocolo y debutó como cantante de rancheras.
Al principio se dijo que el mandatario estaría borracho, pero más tarde fue desmentido por las personas que pudieron escuchar “La puerta negra” en voz de Aureoles.
El tercer escándalo ocurrió el mismo día y en el mismo evento, cuando después de dar show, Aureoles montó su caballo, recorrió la feria, subió al caballo a una joven de aproximadamente 20 años de edad y le plantó un beso en la mejilla. Por esta razón, a Silvano Aureoles ya le dicen “el Dandy de Michoacán”.
Es así como el gobernador de Michoacán ha demostrado que no tiene impedimentos, ni temor a los señalamientos.
La pregunta es, ¿cuándo Aureoles dará nota por hacer algo bueno en su estado? ¿Cuándo dejará de aparecer en la primera plana de las revistas de espectáculos? ¿Así serán los siguientes cinco años de su administración? ¿Habrá más mujeres, más canciones?
