Sin el T-MEC se necesita un plan para crecer

“Tengo a un grupo de varias empresas que solo está esperando la ratificación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) para concretar una serie de importantes inversiones”, me dijo la semana pasada un secretario de Desarrollo Económico de un estado de la República.

Le puedo asegurar que no se trata de un caso único. Hay diversos proyectos que prácticamente ya están listos y que solamente esperaban la certidumbre que otorgaría el nuevo tratado.

No es que el TLCAN no sea un buen tratado. Si el presidente de Estados Unidos no lo hubiera puesto bajo fuego, quizás varias de las inversiones que se han contenido ya se hubieran realizado. Pero no fue así.

La semana pasada, tras el comienzo formal del proceso para el juicio político al presidente Trump, surgieron voces diversas que señalaron que este hecho no pone en riesgo la ratificación del T-MEC.

No estoy de acuerdo. A mi parecer, las probabilidades de que el nuevo Tratado sea ratificado por la Cámara de Representantes se han reducido sustancialmente. No se han ido a cero… pero casi.

Sería muy extraño que los representantes demócratas que buscan destituir al presidente Trump le dieran al mismo tiempo la oportunidad de colgarse la medalla de haber conseguido un nuevo acuerdo que sería ‘vendido’ por Trump como el mejor de la historia para EU.

La buena noticia es que las probabilidades de que Trump denuncie el TLCAN también se han reducido a una cifra muy pequeña, pues un gesto así le generaría un muy alto costo político, en una circunstancia en la que requiere respaldo de sus simpatizantes y de los integrantes del Partido Republicano.

Con todo, el juicio político y luego el proceso electoral en EU, volverán a abrir un periodo de incertidumbre, que no va a abonar a la llegada de mayores inversiones.

El gobierno mexicano no puede ignorar esta circunstancia, por lo que va a requerir buscar otros resortes para inducir la inversión, ante el muy elevado riesgo de que el T-MEC no se ratifique ni en este año ni en el siguiente.

En un plazo breve será lanzado el Plan Nacional de Infraestructura, que va a identificar proyectos específicos a ser desarrollados en los siguientes años.

Si los esquemas de financiamiento son claros y resultan creíbles, será uno de los ingredientes más importantes para detonar el crecimiento… pero no va a ser suficiente.

Si el Banco de México baja en medio punto más las tasas de interés antes de que termine el año, también ayudará.

El Paquete Económico 2020, con los compromisos de disciplina fiscal, también va a resultar otra pieza importante.

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Pero va a faltar.

Va a ser necesario que el gobierno muestre en acciones la disposición a apostarle al sector privado, por ejemplo, en el sector energético.

El que se convoque a la subasta eléctrica pospuesta; que se lancen de nuevo los ‘farmout’ por parte de Pemex; que se reanuden las rondas petroleras; que se facilite la realización de negocios mejorando la regulación en asuntos como los que atiende Semarnat o Profepa; que haya señales claras en los planes sectoriales. Vaya, todo eso contribuiría a impedir que la posposición de la ratificación del T-MEC tenga un impacto negativo en las inversiones.

Si no se articulan acciones que muevan a la economía mexicana, entonces el riesgo de que tengamos nuevamente un estancamiento económico en 2020 va a ser muy grande.

Ojalá que el gobierno de AMLO realice las acciones necesarias para evitarlo.