Temporal

Ya hemos analizado el asunto de los ingresos del gobierno para 2020. Nos concentramos en el tema petrolero y en el crecimiento, porque los detalles de ajustes de impuestos no valen mucho la pena, en comparación. De entrada, el gobierno sobreestima sus ingresos para 2020 en al menos 250 mil millones de pesos, y eso no se va a componer con un puntito más allá o acá. Conviene ahora ver un poco el tema del gasto.

Lo primero que debe estar claro en este segundo presupuesto del actual gobierno es que nunca existieron los 500 mil millones de pesos de corrupción que iban a encontrar con toda facilidad. Tampoco fue relevante, en términos de gasto, expulsar a todos los mandos, reducir los sueldos y eliminar prestaciones. Como habíamos informado con oportunidad, eso no pinta en el presupuesto. Lo que sí ha ocurrido es una reducción notoria de la capacidad de decisión del gobierno, que se refleja en un subejercicio de 200 mil millones de pesos, a julio, que compensa la sobreestimación de ingresos que se tuvo para este año.

Pero si bien las finanzas no se han venido abajo, la capacidad del gobierno sí. Al desabasto de combustibles de fines del año pasado e inicios de éste, le siguió el de libros de texto (incompletos), y sobre todo el de medicinas y vacunas. En seguridad, la incapacidad también es notoria. El cambio de Policía Federal a Guardia Nacional, que no tenía sentido, se está haciendo en contra de la ley. Como ya lo ha documentado Alejandro Hope, la Guardia sigue cobrando en Defensa y Marina, y no en Seguridad, como correspondería a un cuerpo civil. Pero además tampoco está teniendo mucho resultado, puesto que tiene en contra al comandante máximo, que sigue pidiendo que no haya balazos, sino abrazos, y uno que otro chanclazo materno. Si no fuese una tragedia el centenar de muertos diarios, sería una mala comedia del cine mexicano de los setenta.

Ya durante este año ha habido quejas de los grupos dedicados a cultura y a ciencia de recortes y abandono, pero para 2020 será un poco peor. Lo mismo ocurrirá en otras áreas, que sufren una contracción importante de su presupuesto, por encima de lo ocurrido en 2019. Hay una contracción, en términos reales, para prácticamente todas las secretarías. A cambio, hay un incremento importante en la inversión de Dos Bocas, en línea con lo esperado para la refinería, e incrementos menores en el Tren Maya y Santa Lucía, que parecen apuntar a un menor interés en esos proyectos. En el total, el gasto en inversión pública se reduce en 5%, lo que significa que ese rubro de la construcción, infraestructura, continuará la tendencia iniciada en 2015.

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El presupuesto de 2020 confirma que la orientación del nuevo gobierno es hacia un gobierno con menor capacidad de gestión, dedicado a redistribuir en efectivo y con una orientación industrialista. No creo que haya duda de que se reedita el tipo de gobierno que México tuvo en los años setenta. En esa época, resultó un fracaso. Ahora ocurrirá lo mismo, pero mucho más rápido. No serán necesarios doce años para poner al país en una situación complicada. Mi impresión es que esto ocurrirá para 2021, por el escaso margen de maniobra, la debilidad de la economía y el complicado entorno internacional.

Puesto que es el año de la elección intermedia más importante en la historia, por la cantidad de gubernaturas en juego, será un momento definitorio para la actual administración. Veremos qué logran modificar o corregir, o cómo se plantean capear el temporal.