Tentación

Permítame terminar hoy con esta breve serie de artículos con los que he querido presentarle cuál es mi interpretación de lo que está ocurriendo en México, y cuál creo que puede ser el futuro cercano.

Cuando usted lea estas líneas, ya se habrá publicado el comportamiento de la economía en el mes de mayo, y será inferior a cero, en comparación anual. Los siguientes meses serán parecidos, y es muy probable que la economía termine creciendo entre -0.5 y 0.5% durante el año entero. Esta columna sostiene que el problema de fondo es la pérdida de confianza, debido a la discrecionalidad con que actúa el gobierno, y por ello no desaparecerá en el resto de la administración. No estamos, ni creo que estemos después, en una seria crisis económica, pero sí será muy difícil que algún año logremos llegar a ese promedio de crecimiento que tanto despreciaban: 2.4%.

No creo que México crezca a una tasa mayor a 2% en ningún año de este gobierno debido a que la inversión se ha reducido a niveles muy bajos, y no podrá recuperarse sin confianza, que se pierde fácil pero se recupera con mucha lentitud. De hecho, dedicamos décadas a convencer al mundo de que éste no era un país de opereta. Lo perdimos en estos pocos meses.

Si la economía crece, como esta columna piensa, en los alrededores del 1% anual, la población querrá otras opciones políticas. La oposición imaginable, aunque hoy sea menor, revertiría buena parte de lo que López Obrador ha hecho en estos días, y eso es inaceptable para él. Para evitarlo, insistirá en participar en la elección de 2021, con la revocación de mandato. Si lo logra, impedirá la institucionalización de Morena, al mismo tiempo que debilita la democracia. En 2024, no podrá tener sucesor en su organización.

Esto significa que la única manera en que puede continuar el cambio de régimen que López Obrador imagina es a través de él mismo, o alguien que, para la población, sea indistinguible. Nadie en Morena tiene esa capacidad, por lo que creo que López intentará extender su mandato y, en caso de no conseguirlo, lo hará a través de su esposa. Entiendo que muchos pensarán que lo aquí escrito es absurdo, pero me gustaría escuchar las alternativas posibles. ¿Algún líder de Morena de hoy? ¿Marcelo o Monreal? ¿Claudia Sheinbaum? Nadie de ellos hereda la popularidad de López Obrador.

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En un entorno de estancamiento económico, sin haber resuelto el tema de seguridad o el de corrupción, cualquier candidato de Morena puede perder la elección frente a un PAN recuperado o a Alfaro encabezando Movimiento Ciudadano, sin contar con la posibilidad de nuevos partidos. Y el ganador revertiría todo eso que han llamado “cambio de régimen”, con el aplauso del resto del mundo y del sector privado. ¿De verdad van a arriesgarse a eso?

Precisamente por ello, puesto que no habrá crecimiento económico en las condiciones actuales, la tentación de obtenerlo a través de endeudamiento será muy fuerte. Se perderá con ello el grado de inversión, se debilitará el peso y tendremos una inflación creciente, pero se podrá crecer al 2, tal vez 3% por unos años. Ya conocemos el caminito, que seguimos en los años setenta, y sabemos dónde termina.

Insisto en el cierre de ayer. Hemos entrado en un camino que no tiene muchas opciones. O se mantiene López Obrador en el poder, o lo hace a través de su esposa, o entramos en una descomposición de pronóstico reservado. Destruir el régimen previo no ha sido difícil, construir sí lo es, y ahora, me parece, ya es imposible.