Tóxico… la palabra que define a 2018

NETEANDO CON FERNANDA:
Las palabras tienen fuerza que va mucho más allá de las letras que las componen. Pocos saben más de las palabras que quienes se dedican a estudiarlas. Cada año, las principales casas editoriales de diccionarios, como Oxford, Merriam-Webster, Macquarie y Dictionary.com eligen una palabra que será la que refleje las preocupaciones, el humor y el carácter distintivo del año. Para el diccionario Oxford, la palabra que define a 2018 es: tóxico. De acuerdo con el diccionario, el adjetivo tóxico se define como “venenoso” y apareció por primera vez en inglés, a mediados del siglo XVII, del latín medieval, que significa “envenenado” o “imbuido de veneno”. De acuerdo con Oxford la búsqueda de la palabra “tóxico” incrementó en 45 por ciento  durante el 2018, habitualmente asociada con otras palabras: química, masculinidad, substancia, gas, ambiente, relación, cultura, basura, alga y aire.
Evidentemente existe una gran preocupación por el daño medio ambiente, preocupación que refleja acertadamente la palabra del año. No podemos contaminar el aire o el agua sin entender que es lo que vamos a respirar o beber. De acuerdo con Oxford, la contaminación del aire se ha convertido rápidamente en una preocupación importante para la salud pública. Atención que se multiplicó en octubre de este año cuando la Organización Mundial de la Salud publicó su informe sobre la calidad del aire que respiran los niños en todo el mundo. El informe describió esta contaminación como aire tóxico, dejando en claro su naturaleza venenosa.
Paradójicamente, el término ambiente tóxico, se usa con más frecuencia para referirse a entornos laborales dañinos y el costo que tiene para la salud mental de quienes ahí laboran ya sea por inmensas cargas de trabajo o temas de acoso sexual. Existen compañeros tóxicos que crean mal ambiente, problemas y actúan generalmente de mala fe para perjudicar a otros. También hay jefes tóxicos. Diversas empresas han sido expuestas como promotores de esta cultura tóxica. Las relaciones tóxicas no se limitan al ambiente laboral. Existen relaciones familiares que pueden envenenarnos. También existen relaciones tóxicas de pareja o amistades tóxicas. Las redes sociales contienen grandes ejemplos de pensamiento tóxico, con los que es mejor no interactuar en aras de nuestra salud mental.
Existen gobiernos y políticos tóxicos que envenenan a un país y su población con sus decisiones. Dividen, siembran encono, mienten descaradamente, ponen sus aspiraciones por delante sin importar el daño que causen a su país. Ejemplos en la historia de la humanidad sobran: ¿quién podría dudar de la capacidad de envenenar mentes de Adolfo Hitler, o que Brexit fue una decisión tóxica (y carísima) para la Gran Bretaña?
También podemos ser tóxicos para nosotros mismos. Nuestros pensamientos pueden llevarnos a creer que no servimos para nada o que somos superiores a los demás. Ambas peligrosas. Solemos echar la culpa de todo lo que nos sucede a otros, perdiendo de vista que también tenemos un poder creador y somos responsables del mismo.  Quizá, una de las cosas más importantes que podemos hacer, es reconocer las áreas de nuestra vida en las que somos tóxicos para nosotros mismos y tratar de evitarlo.
Cerramos un ciclo. Para combatir un veneno necesitamos un antídoto. Importante reflexionar qué podemos hacer para evitar ser tóxicos para nosotros mismos y los demás. ¿Cuál crees que sería un buen antídoto contra la toxicidad? No queremos que la palabra del 2019 sea nuevamente tóxico o algo peor.
Aprovecho para desearles a todos una muy Feliz Navidad en compañía de los suyos.
Buen domingo a todos.
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