¡TRAMPOSOS E IMPOSTORES…!

En efecto, los precandidatos presidenciales independientes a los que el árbitro electoral mostró tarjeta roja, tienen derecho “de pataleo”.

También es cierto que la metodología empleada para recolectar firmas y  alcanzar la postulación como candidato independiente no es la mejor y se presta a confusiones, equívocos y trampas, que afloraron en el caso de los expulsados.

Y, de igual manera, es cierto que el dinero influyó en la compra de paquetes de supuestos votantes, práctica empleada incluso por partidos como el PES, que hoy están en la contienda como si nada.

Sin embargo –y a pesar de las fallas–, también es cierto que los expulsados de la contienda presidencial, Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez Calderón, confirmaron que no son demócratas y que además de tramposos copiaron la impostura de Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué?

Porque cuando el INE los pillo en la trampa y tratando de engañar a ciudadanos e instituciones, Ríos Piter y Rodríguez Calderón respondieron con la fórmula de AMLO; descalificaron al árbitro, le lanzaron un escupitajo al rosto y gritan “al ladrón”, “fraude”, “mano negra” y hasta acusan de quién sabe qué perversión, para dejarlos fuera de la boleta presidencial.

Mienten y engañan pero, cuando el árbitro los expulsa por mentirosos e impostores, entonces satanizan, debilitan y contribuyen a la destrucción del árbitro.

Pero resulta más curioso que, a pesar de que sostienen que el árbitro es “inexistente”, “ineficaz” e “inexperto”, pelean con uñas y dientes para estar en la contienda que ellos mismos califican como amañada. Es decir, participan en una elección en donde “el árbitro es parcial y está vendido”. ¿No es de risa?

Los expulsados no quieren ver y menos entender que –a los ojos ciudadanos–, no son más que tramposos e impostores del poder y la política, que pretenden engañar a los electores con una supuesta independencia que desaparece cuando las viejas marrullerías partidistas se imponen como norma de conducta.

“El Bronco” y “El Jaguar” confirman su priísmo de clóset, que son demócratas de plastilina, tramposos de profesión e impostores por convicción.

Y es que si el árbitro no perdona “la mano de Dios”, entonces lo que sigue es matar al árbitro y destruir la cancha de juego.

Pero lo grave es que Ríos Piter y Rodríguez Calderón se suman al creciente ejército de políticos, partidos, periodistas e intelectuales empeñados en la destrucción de la democracia y de sus instituciones.

¿Cuántos votarían a favor de un presidente tramposo e impostor?

Al tiempo.