Trump y López Obrador: dos caras del neonacionalismo

Hay muchas personas en el mundo que han sufrido la xenofobia, el racismo y la exclusión. Estos comportamientos de barbarie se han practicado durante la historia de la humanidad, pero han existido etapas en donde se han extremado. Con seguridad tendrá, estimado lector, guardando en su memoria el caso del nazismo. El nacionalismo nazi provocó grandes penas a millones de seres humanos, incluidos los de origen alemán, y fue la fuerza política causante de la segunda guerra mundial. Muchos alemanes nacionalistas y racistas apoyaron a los nazis, y sin duda, simpatizaron con Adolfo Hitler en su descabellada idea de instaurar “el Reich milenarista”, es decir, el régimen que dominaría racial, militar, cultural, política y económicamente a Europa y el mundo entero.

Si alguien sabe del daño que causan los líderes nacionalistas, es el pueblo alemán; el que surge de la catástrofe de la guerra y el que advierte del resurgimiento de la xenofobia.  Por ello tiene relevancia la declaración de Ángela Merkel que ha advertido del enorme riesgo que representan los liderazgos que alientan las políticas nacionalistas. Estas declaraciones las hizo en presencia de varios de esos líderes que, como Trump, Putin, Theresa May, Erdogan, Marie Le pen y otros, han construido su fuerza política y su liderazgo alentando entre sus conciudadanos la xenofobia y el fanatismo nacionalista.

Pero ese fenómeno no solo está presente y ampliándose en Europa y Asia, sino que también hace su reaparición en América. Desde luego,  Trump lo ejemplifica, pero López Obrador le sigue en ese desvarío. Analicemos sus opiniones y veremos muchas más similitudes de las que imaginábamos.

En primer término, ambos han remarcado su “ideología nacionalista”. Trump pretende “hacer resurgir la grandeza estadounidense” a partir de cerrar su frontera a los migrantes y de restringirla al comercio internacional. Los migrantes y el comercio internacional son los enemigos a vencer por Trump.

López Obrador, por su parte, ha insistido en regresar al país a los finales del siglo XIX y principios del XX,  a partir de sustentar nuestra economía en el sector primario (“la autosuficiencia alimentaria”) y un sector energético (suspenderá las exportaciones de crudo) sostenido en los combustibles fósiles. ¡Sector primario agricola y energía de origen fósil como pilares de la economía de México, es la propuesta de López Obrador!

Esto es descabellado, cuando vemos que en el mundo se desarrollan, principalmente, las economías del conocimiento, de las comunicaciones, de la sustentabilidad, de la tecnología, las industrias estratégicas, y todo ello en el marco de globalidad y la identidad humanitaria.

En segundo término: AMLO insiste en ser el mejor representante del nacionalismo revolucionario, y por ello ha establecido el canon de que  “la mejor política exterior será la política interior”. Esto, en elemental lógica, quiere decir que la política exterior de México será colocada en un plano secundario. Por su lado, Trump pone énfasis en satisfacer las demandas locales, primarias de los electores conservadores de su país, y ha reafirmado que “el globalismo no ayuda a los estados Unidos”

Pero sin duda la mayor similitud entre López Obrador y Trump esta sostenida en sus políticas populistas.

Para ambos, la república de la separación de poderes, de los contrapesos constitucionales, del peso cualitativo de las y los ciudadanos; de la supremacía de las leyes; de la trascendencia de los derechos humanos, no tiene valor e importancia, pues desde su visión mesiánica todo ello debe rendirse, postrarse ante “el pueblo bueno al que solo ellos representan”.  Ambos son intolerantes ante quienes piensan diferente, incluida la prensa critica, y ambos están, como sucedía en la Europa de los años 30s, polarizando a las sociedades de sus respectivos países.

Trump y López Obrador son las dos caras de la misma moneda: la del populismo nacionalista.

Jesús Ortega Martínez.