En El Paso, Texas, un grupo de 60 migrantes guatemaltecos han utilizado una valla que colinda con nuestro país como atracción turística.
La barrera de acero de 5.5 metros, diseñada para impedir la inmigración ilegal ha tenido un nuevo uso, donde familias y niños centroamericanos se reúnen para jugar, platicar e intercambiar productos a la vista de la Patrulla Fronteriza.
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Una vez que los migrantes se encuentran en territorio estadounidense, la Patrulla Fronteriza está obligada a arrestarlos por ingresar ilegalmente, pero ellos reclaman no regresar a sus países, lo que les permite permanecer en Estados Unidos legalmente hasta una audiencia de asilo.