Venezuela, escasez, muerte e indolencia, ¿hasta cuándo?

En Venezuela, las víctimas por la crisis de hospitalaria van en aumento. Frente a la catástrofe, el dictador Nicolás Maduro insiste en que su sistema de salud es el segundo mejor –después de Cuba–, a nivel mundial.

Hoy día, la tasa de mortalidad neonatal en hospitales públicos es cien veces mayor a los números de 2012, cuando el indicador era del 0.02 por ciento. Además, en el mismo periodo se registró un incremento en la mortalidad materna.

Pero la crisis va más allá. Los pacientes que se encuentran hospitalizados convalecen en condiciones deplorables. En muchos centros de salud no hay luz ni agua para el abastecimiento del lugar.

En abril, trabajadores de los algunos centros sanitarios de Venezuela denunciaron contaminación dentro de los nosocomios. Explicaron que la suciedad se debería a la falta de insumos de limpieza y de agua.

En el mismo mes se registró la muerte de 40 neonatos tan sólo en el Hospital Doctor Luis Ortega de Porlamar.

Al respecto, el presidente de la subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional explicó que ese nosocomio no cuenta con herramientas básicas como catéteres, inyectadoras, saturómetros, agua destilada o alcohol, para ofrecer servicios.

Además, denunció una escasez del 94.95 por ciento de medicamentos en los hospitales y del 80 por ciento en las farmacias.

En febrero, la Organización Panamericana de la Salud hizo público que sólo en ese mes, cerca de diez mil pacientes con enfermedades crónicas –como cáncer y artritis– se quedaron sin medicamentos para tratar sus padecimientos.

El diario The New York Times publicó –hace días– el caso de Samuel Castillo, de 21 años, quien llegó a urgencias con la necesidad de una transfusión sanguínea pero no encontró donaciones disponibles en el banco de sangre. Además, ese día se declaró festivo para ahorrar electricidad, y a falta de personal para recibir donaciones, Samuel Castillo murió esa noche.

Un caso similar ocurrió en el Hospital de los Andes, donde llegó un hombre con el apéndice a punto de estallar y tuvo que ser operado en un quirófano con restos de sangre del paciente anterior. Durante la intervención no había agua, guantes, jabón ni antibióticos.

Así es como los médicos venezolanos han tenido que atender a miles de pacientes. En estas condiciones sólo algunos sobreviven, la mayoría no tienen tanta suerte.

Fiel a su costumbre, ante la tempestad, el gobierno de Nicolás Maduro ha restado importancia al problema. Esto le ha valido protestas de millones que exigen un referéndum revocatorio.

En medio de las protestas, de la escasez y de la indolencia, el secretario general de la OEA, Luis Almagro,advirtió que negar la consulta al pueblo es negarle la posibilidad de decidir.

A Maduro, Almagro le dijo “eres un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente”.