Desde su arribo al poder, hace nueve meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a generar un ambiente de incertidumbre entre las diversas corporaciones del país.
Al grado de que varios inversionistas han manifestado sentirse “paralizados”. Incluso en una reunión que sostuvieron con AMLO, la semana pasada, les dejo más dudas que certezas.
La principal problemática radica en que el mandatario nacional cambia de manera abrupta sus planes económicos, sobre todo en temas de infraestructura, ya que por un lado canceló un aeropuerto, que costaría más de 13 mil millones de dólares, y por el otro promueve la edificación de una refinería y un tren, con pocas certezas sobre su viabilidad.
Asimismo, sus planes de austeridad y combate a la corrupción, también son una incógnita, pues hasta el momento lo único claro son los amplios recortes presupuestarios, que han afectado a diversas dependencias y el salario de los altos burócratas.
“Eso plantea preguntas: ¿Invertir ahora? ¿Esperar para invertir? ¿Simplemente mantener el negocio en piloto automático o considerar vender activos? ¿Poner recursos hacia otros países? La inversión fija bruta cayó un 7,4% en mayo, la lectura mensual más baja en más de dos años”, cuestionó la publicación norteamericana.
Para Bloomberg —en su artículo “The AMLO Fear Factor: Corporate Mexico Is Too Confused to Invest”, 06/08/19— la economía mexicana “va lenta”, o como han dicho otros expertos se encuentra “estancada”, tan es así que estuvo a punto de entrar en recesión técnica. Además, el Banco de México ya redujo su pronóstico de crecimiento a 1.1 por ciento, mientras que algunas entidades financieras como Bank of America y Citibanamex, hicieron lo mismo, en 0.5 por ciento y 0.2 por ciento, respectivamente.
Por otro lado, la publicación detalló que la caída en el mercado bursátil ya está haciendo que algunas empresas consideren mover sus acciones, que cotizan en la bolsa, a otro país. Aunado a que los acuerdos de deuda se centran en renovar los vencimientos en lugar de invertir en nuevos proyectos.
Otros aspectos que han ido generando incertidumbre en esta “Cuarta Transformación” son congelar nuevas subastas de energía y revisar los contratos de gasoductos de gas natural; ya que con estos movimientos los inversionistas no consiguen seguridad legal ni se sienten con la confianza para tomar decisiones de inversión.
“A pesar de que las refinerías funcionan a una capacidad igual o inferior al 30%, AMLO quiere construir una nueva refinería de $ 8 mil millones en su estado natal, y un tren turístico y comercial multimillonario que atraviesa algunas tierras protegidas en el este”, sentenció Bloomberg.
