AMLO no debería culpar a España por el racismo estructural de México

Nadie puede negar que la llegada de los españoles modificó los usos y costumbres de los pueblos mesoamericanos

Hace unas semanas el presidente, Andrés Manuel López Obrador, decidió enviarle una carta al papa y a la Corona española para que ofrecieran disculpas por los abusos que cometieron durante la Conquista y la Colonia, hace 500 años.

Sin embargo, todo salió mal para el político tabasqueño, pues en lugar de estrechar más los lazos con el pueblo español, lo único que provocó fue incomodidad e indiferencia por parte de dicha nación, porque no ofrecieron disculpas y, en cambio, le recomendó a México que “viera el pasado como sin enojo y una perspectiva constructiva”.

Y en parte la respuesta del gobierno español da pie a la autocrítica, porque México no debería culparlos por la desigualdad sistemática que hoy vive, pues ésta, el mismo gobierno la ha ido estableciendo en los años subsecuentes a la independencia.

Nadie puede negar que la llegada de los españoles modificó los usos y costumbres de los pueblos mesoamericanos, ya que introdujeron una nueva religión, enfermedades y alimentos, nunca antes vistos en el continente americano. Sin dejar de lado una nueva estructura social.

Todo lo anterior, trajo como consecuencia que la sociedad se fragmentara entre criollos, mestizos y nativos, en donde los primeros establecieron un estricto orden de despojos, abusos y clasismo; que continúa hasta nuestros días con las comunidades indígenas.

Y no solo eso, pues con el paso del tiempo la misma sociedad mexicana ha ido estableciendo una serie de prejuicios que se plasman en un lenguaje racista y clasista, basado en el color de piel y los origines de un grupo de personas.

“Palabras como “prieto” (piel oscura), “india” (india) y “oaxaquita” (una palabra general para describir a alguien de origen indígena), tienen un efecto despectivo y segregacional que los mexicanos no somos capaces de reconocer”, Alex Hidalgo, The Washington Post, 12/04/19.

Tales comportamientos sí tienen un origen colonial, pero se fueron consolidando gracias una amplia desigualdad, discriminación, elitismo, ineficiencia burocrática y corrupción en todos los niveles de gobierno.

Es por eso, que en lugar de culpar y buscar disculpas del pueblo español, López Obrador debe crear un plan de desarrollo social que permita ir erradicando todo este racismo estratificado; pero si cree que al responsabilizar a otros el país dejará de lado sus dogmas discriminatorios está cometiendo un grave error.