El secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard luego de haber sido el portavoz para llevar a cabo el acuerdo entre México-Estados Unidos, y evitar una crisis con la imposición de aranceles a la mercancía mexicana, sin duda alguna, lo convirtió en el hombre del momento.
Con este arreglo, Ebrard mostró ser ese “super-secretario” que maneja la política exterior de un presidente al que no le interesa, no atiende ni entiende los temas internacionales, pero también lo convirtió en el nuevo secretario de Gobernación.
Pues por “órdenes presidenciales”, Marcelo Ebrard Casaubón será el responsable de coordinar el grupo de alto impacto para disminuir en menos de mes y medio el compromiso pactado en Washington; bajar significativamente el flujo de migrantes que se dirigen hacia EU, desplazando en esta labor a la secretaria titular de los asuntos migratorios, Olga Sánchez Cordero y a su equipo.
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Ebrard tendrá a su cargo a la Guardia Nacional que resguardará la frontera sur, el Instituto Nacional de Migración, así como las subsecretarías de Trabajo y de Bienestar Social, para dar atención a los migrantes que lleguen a México y pidan asilo en Estados Unidos.
Pero…¿por qué Ebrard y no Sánchez Cordero?
Ante diversos medios, Marcelo descartó conflictos internos con Olga, y fue el lunes en conferencia de prensa, donde Andrés Manuel López Obrador impuso al mando de esta tarea a Ebrard para que en 45 días ofrezca resultados en la reducción del flujo migratorio.
“Tenemos 45 días y debemos mostrar resultados. El tema migratorio es de máxima prioridad y todos deben responder y coordinarse con Marcelo, que estará a cargo de esta tarea”, dijo el presidente. Desde luego no hubo objeciones.
Sin duda alguna, y reconocido por el mismo Marcelo, este encargo es el más importante que ha tenido en su carrera política, algunos aseguran que Ebrard está “en su mejor momento”, pues si lo consigue, puede hasta llegar a posicionarlo también a una alta aspiración política.
Por otro lado, lo coloca en un laberinto donde es difícil encontrar la salida, y donde su imagen está en riesgo de ser lastimada, así como la dignidad nacional no quedaría “intacta”, como presumió hace unos días, lo que lo convertiría en un funcionario más de la Cuarta Transformación.
Tal vez con esta decisión, Obrador quiso salvar a Sánchez Cordero de esta posible catástrofe económica y política. Pero, ¿por qué el sacrificio de Marcelo?
